Admiro el símbolo de Yin Yang. O, para decirlo mejor, me gusta la filosofía del Yin Yang. Por si las moscas, te cuento un poquito de ella.
La filosofía del Yin Yang viene del taoísmo. Explica la existencia de dos fuerzas en el universo que son opuestas y complementarias. La una no existe sin la otra. Ambas son necesarias para mantener el equilibrio del universo.
Otra idea interesante de esta filosofía dice que hay Yin dentro del Yang y Yang dentro del Yin, tal como se ve en el taijitu, el símbolo que representa este concepto.
Así mismo, yo pienso que todos somos fuertes y débiles a la vez. Y que expresar ambas energías saludablemente nos da equilibrio y balance en la vida. Mmm… Aquí es donde más de uno mete seguro el freno de mano. ¿Que yo soy fuerte? ¿Que yo soy débil?
Déjame avanzar un poco más en la idea…
Al buscar la definición de “fuerte”, esta dice así:
Algo enérgico, dinámico, animoso, forzudo, potente. También, fuerte describe a una persona con ánimo para soportar y superar los obstáculos y desgracias que se presenta a lo largo de su vida.
Y si buscamos la de “débil”, dice así:
Que tiene poca fuerza o poca resistencia física. Que tiene poca fuerza o poca resistencia anímica o moral para soportar o afrontar desgracias o situaciones difíciles.
Si leemos estas definiciones tal cual es obvio que la idea de ser fuerte es mucho más atractiva que la de ser débil. Y así nos lo inculcan: Tienes que ser fuerte para afrontar la vida. Los débiles no llegan a ninguna parte, etcétera, etcétera.
Una idea rígida y ruda
Quedarse con esa de que hay que ser fuerte y que los débiles no van para ningún lado me parece rígido, muy rudo y obsoleto (sí, así pienso... sorry but not sorry). Es como comprar uno de esos productos empaquetados de “Llame ya”. Lo compramos todos decían que era bueno. Luego no sabemos qué hacer con esto y hasta nos incomoda.
Como seres humanos necesitamos de ambas energías en nuestra vida: fortaleza y debilidad. De eso se trata el equilibrio del que habla el Yin Yang.
En mi adolescencia yo pasaba mucho tiempo en modalidad “fuerte”. Solía hacer chistes de que yo tenía la lengua más rápida del oeste pues tenía una respuesta para todo. Mi yo adolescente era “rápida y furiosa”; se la pasaba reaccionando.
Esa forma de manejar las situaciones me generaba agotamiento. Entonces, después requería momentos de recogimiento, de debilidad, para poder recuperar mi energía. Esto es un tema de equilibrio y balance. Tras un momento de mucha “fortaleza” vamos a necesitar un momento de “debilidad”.
¿Y si un momento de debilidad fuera una fortaleza?
A veces ante un peligro, una persona puede quedarse quieta o paralizada. Esa respuesta salva vidas. Ante un insulto de un brabucón, una persona puede guardar silencio o retirarse. ¿Eso es debilidad o es una defensa muy inteligente? Y si una persona por querer ser muy fuerte, jamás demuestra lo que siente hasta que cae enferma por estrés, ¿esto es fortaleza o debilidad?
Ojo no se trata de juzgar. Son formas en que actuamos porque aprendimos la definición.
Por fortuna, podemos aprender una nueva definición y generar cambios que nos lleven a estar mejor. Yo le agradezco mucho a mi yo adolescente todo lo que hizo. Y hasta me río cuando me acuerdo de algunas locuras o arranques que tuve. También sé que gracias a ello empecé a buscar un camino para regular de mejor manera mis energías.
Todo es relativo y todo cambia. Esto también lo enseña la filosofía del Yin Yang.
Yin es oscuridad, femenino, pasivo, tierra… Yang es luz, masculino, activo, cielo. Todos tenemos un poquito de esto y de aquello.
Confió y creo que este camino que transitamos con ayuda del Yoga nos ayuda a equilibrar y balancear la expresión de estas energías en nuestro ser y en nuestra vida.
¡Hasta la próxima!
Sis